Para olvidarme de ella,
para estropiar definitivamente el hallazgo de su sornrisa,
tuvo que convertirse en pesadilla,
para alejarme de la mujer del cielo rojo,
tuvo que congregar a todos sus fantasmas del pasado
y triturar a la niña de la voz dulce dentro de ella,
para dejar de penasar en ella
tuvo que fingir que su vida ardía en llamas,
porque la mujer de la mirada intensa era feliz en su jardín.
Para olvidarme de ella
tuvo que amenazarme con la fuerza policial
para alejarme de la mujer del cielo rojo
y callar su voz escrita y estricta
tuvo que acercar mis errores a la apatía de sus rencores
y odiarme más para seguir odiando
para dejar de penasar en ella
tuvo que matarme muchas veces
porque la mujer de la mirada intensa era feliz en su jardín.
Para olvidarme de ella
tuvo que imaginar que invadiría su vida para siempre
con bengalas y canciones humeantes
tuvo que creer que mis manos golpearían su puerta
pero la mujer de la mirada intensa es tan solo una mirada del ayer
y tocaba mi corazón cuando sus labios rozaban los míos
y asfixiaba mi aliento en un instante de cielo
más besos más caricias más deseos
porque la mujer de la mirada intensa era feliz en su jardín.
Para olvidarme de ella
para dejar en paz el recuerdo olvidado
tuvo que convertirse en pesadilla
para alejarme de la mujer del cielo rojo
tuvo que molestarse con la poesía que le regalaba
matarme y matarme muchas veces antes de morir
y abrazar con más pena que nunca su cruel soledad
para olvidarme de la mujer que me trajo vida
ella se tuvo que quedar con su antigua vida.