Con una plegaria a gritos elevada,
en silencio y desde el alma,
dejo constancia de las vidas,
que se pierden en las efímeras y
vánales guerras humanas.
Con una plegaria a gritos elevada,
en silencio y desde el alma,
larga vida al amor verdadero
sin asomo de mentiras y abandono.
Con una plegaria a gritos elevada,
en silencio y desde el alma,
que nunca acabe la ternura de un niño
con su madre aunque éste crezca.
Con una plegaria a gritos elevada,
en silencio y desde el alma,
por los hijos que no llegan
porque no son deseados,
eso no debe ser.
Con una plegaria a gritos elevada,
en silencio y desde el alma,
por los eternos amantes
nunca han de faltar,
la vida es parte.
Con una plegaria a gritos elevada,
en silencio y desde el alma,
rogando a la natura
que no cobre venganza,
tanto mal le hemos hecho.
Con una plegaria a gritos elevada,
en silencio y desde el alma,
a las distintas razas sobre la tierra,
todos y cada uno respiramos,
que nos hace distintos.
Con una plegaria a gritos elevada,
en silencio y desde el alma,
a la historia reciente y lejana en el tiempo,
jamás hemos aprendido.
Con una plegaria a gritos elevada,
en silencio y desde el alma,
por los crímenes de lesa humanidad,
basta ya, no debemos permitirlos más.
Con una plegaria a gritos elevada,
en silencio y desde el alma,
por los gobernantes del planeta,
no hay uno solo que valga la pena.
Con una plegaria a gritos elevada,
en silencio y desde el alma,
por los descuartizadores del planeta,
será que ellos no viven en él.
Con una plegaria a gritos elevada,
en silencio y desde el alma,
por los excesos de lujo,
por las obras de arte escondidas,
por la riquezas de la humanidad guardadas
en palacios y que nadie puede ver.
Con una plegaria a gritos elevada,
en silencio y desde el alma,
por los médicos,
solo por los que cumplen su juramento
no por los mercaderes de la salud.
Con una plegaria a gritos elevada,
en silencio y desde el alma,
por los verdaderos agricultores,
esos que se entregan a la madre tierra
con gusto y les gusta,
no los que explotan por las ganancias.
Con una plegaria a gritos elevada,
en silencio y desde el alma,
por los poetas que nos dejan sus letras como obsequio,
esos de los que aprendemos a sentir y a la vez vivir.
Con una plegaria a gritos elevada,
en silencio y desde el alma,
de aquí en adelante,
voy a dejar que sean ustedes,
quienes eleven la plegaria,
desde el fondo de su alma,
por cada cosa que sea injusta
en este hermoso planeta.