Esta vez lo vi, de manera diferente
se le había perdido la sonrisa
sus dedos metidos m en la boca
y su mirada de miedo, de espanto .
De ese miedo a la vida que enloquece
y que seguro a él lo enloqueció.
Estaba sentado en la vereda,
Con las piernas cruzadas
Descalzo, sin camisa y
Y el cuerpo mugroso
Que hacía su desnudez
Una vergüenza social
Que la gente disimuladamente soslaya.
Me pregunté
¿Por qué estaba asustado?
Quizás le aterraba el hambre o el frío.
Me dio miedo al verlo
Miedo y vergüenza
Por la brutal indiferencia
De todas aquellas personas que pasamos por su lado
Con la máscara de la indiferencia.
Y me sigo preguntando
¿Cuál será su nombre?
Y me sigo respondiendo
Su nombre puede ser Jesús.