Viajo por los firmamentos como dormido en cada tiempo.
En cada estrella un niño, un sendero de inocentes
que se levanta en el alba y en el ocaso se oculta,
se sumerge en las tinieblas
donde un coro de ángeles despierta.
Se alzan celestiales cánticos de la nada
como esperando el poniente
una armonía doliente que se sumerja en lo eterno.
Viajo en plumas de paja, como rondando silencios,
viajo alentado por lo cósmico, como si fuera la nada
Entablo conversaciones austeras con cada lucero radiante,
alerto de guerras y penas que vivo en esta Tierra sin tregua,
Son como sitios lejanos cubiertos de delirios tempranos,
me elevan a un sitio sin nombre, sin lomadas, ni vertientes
estoy como sumido en un tiempo de brillos y reflejos del alma.
Allí se cantan los himnos que vienen con trompetas aladas,
liras y cítaras se encienden con arpegios lejanos y dulces
Se despiertan mil ruiseñores que son querubines pequeños
con inocentes bostezos al alba, con mirada de sol y luna
¡Quién pudiera traerlos al mundo donde la barbarie se gesta?
¡Quién sería capaz de procrear ese mundo de felicidad y sosiego?
CARLOS A. BADARACCO
1/7/12
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