La helada tarde, me trae fiebre de nostalgia
dejando sombra de invierno en mis pupilas,
montañas azules exhalan al cielo
el tabaco limpio y puro de su neblina,
a lo lejos canta el rio con su voz húmeda
dulce canción, al alma melodía;
calma entonces mi cansancio el invierno
ese cansancio amargo que trae la vida
ese que van dejando los pasos y el tiempo
mientras suelta uno, lágrimas, tristeza y alegría.
Voy retomando de apoco mi camino
dejando entre las huellas, angustias
arrancadas de las paredes, mi destino;
me incita ahora la penumbra esperanzada
a soltar nuevamente mi verso bohemio
a retomar con el corazón antes vencido
aquello bueno que había perdido en el olvido.