La lenta agonía,del noble jacinto,
por años vivídos,detrás de los piños
de vacas u ovejas o jugando con niños,
da cuenta angustiado,de los sacrificios.
¡Mi vida de perros! al lado del fogón
durmiendo por ratos, o corriendo los cerros
agotó mis fuerzas,ya no corro ni duermo
si lo único que pienso¿tendremos un cielo?
Junto a otros perros,corriendo,ladrando
entre nubes blancas,imitando ovejas,
en un potrero azul o vacas sagradas,
para sacrificios de diosas amadas.
Será delirio de mi terquedad,o
acaso nosotros tenemos por premio
la gran diosa de la verdad.