Han pasado los años,
La nieve ha emblanquecido su pelo,
Sus manos ya toscas,
Llenas de nostalgias,
Por aquellos años,
Que ya se llevo el tiempo.
Orgullosa me siento,
Pues en su frente, esta tatuada,
La humildad, junto a sus ojos sinceros,
Y la paz en su alma,
Enciende en mi vida, la llama.
El caminar de sus días,
Lo va cubriendo, un manto negro,
Pero luchando no se rinde,
Y dice:
Hasta donde me lleve, el sendero.
Su marcha, se va volviendo lenta,
Pero sigue sembrando,
Llenando de flores, el camino al estero,
Pues ama su tierra,
Como una madre a sus hijos.
No se rinde, aunque las fuerzas le falten,
Yo soy su sangre,
Soy su silencio y su tiempo,
Somos tan distintos,
Pero para mi alma,
Siempre será mi espejo.
Hoy quiero decirle
Aqui en la senda del camino,
Que le amo con toda alma,
Y que siempre será, con todo el respeto,
Mi viejo, mí querido viejo.