Perdona que no te recuerde,
es solo que me olvidé de ti.
¿Qué es lo primero?
Lo que soy para ti.
Una estrella fugaz
que ni polvo dejo en recuerdo.
¿Qué es lo segundo?
Son mis neuronas.
Viejas biólogas
que de vida ya no tienen nada.
Perdona que me acuerde.
De lo bruto e impensante
que fui en tus versos diarios,
troquelador de tu venus,
oyendo tus suspiros fingidos.
Perdona que no te olvide.
Pues a veces me encarpo,
con ese tejido que creía cubrir
a tus células emancipadas
de un foráneo mansalvo.
¡PERDONAR ES OLVIDAR!
Asumo que en tu bitácora
no tengo un lustre destino.
¡PECAR ES NO RECORDAR!
Justifica mi mal pasado,
y me presenta al combustible
que alimenta a las llamas del Seol
pasión mia que no apaga.
No amor mio.
La no recordada eres tú.
Como fui yo.
El siempre olvidado.