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FUISTE TÚ, quien CON SU voz ATRAJO mi ATENCIÓN

... Y ese amanecer al despertar, que esperaba en mis labios un beso, de los tuyos solo escuché esas tristes y dolorosas palabras que sellaron para siempre, el destino de mi vida en soledad ... 

 

 


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FUISTE TÚ, quien CON SU voz ATRAJO mi ATENCIÓN:

 

 

 

Fuiste Tú, quien con su voz atrajo mi atención, buscándote inquietamente curioso con los ojos hasta ubicar con el resplandor de la Luna entre una ramas los tuyos hermosamente verdes como ninguno jamás visto y fue amor a primera vista, acotando que nerviosamente no hallaba manera para acercarme a ti y romper el hielo, hasta ver que caído al lado de una pata de tu silla reposaba olvidado la mejor excusa un humilde y bello pañuelo blanco que llevaba bordado tus iníciales en oro como el color de tu frondoso cabello suelto al viento el cual acercándome y pidiendo permiso recogí del piso entregándotelo en tu mano, el mismo que convidado a tu mesa para conversar por ser tan gentil caballero a la final antes de marcharme me obsequiaste aunado con una tarjeta de presentación que tenia grabado tu querido nombre, número de celular y dirección, siendo en verdad esa pieza de suave ceda al tacto por siempre el mayor tesoro invaluable que aún conservo de una oportuna e increíble noche y mas viniendo de una exquisita dama desconocida que por casualidad coincidimos y congeniamos a la vez en un restaurant de una gran ciudad, donde comenzó toda nuestra historia sentimental guiada por una mano...

 

Fuiste Tú, quien con su voz atrajo mi atención y que con la misma un amanecer de Domingo al despertar dijo seria y sin previo aviso, hasta aquí llegó lo nuestro, ya no TE AMO, Tú no eres más el hombre que hoy espero y dolorosamente recuerdo que de inmediato no me atreví ni a toser, mordiéndome los labios hasta casi verlos sangrar, pues nunca esperé escuchar eso y mucho menos viniendo de tus labios, pero comprendí con lágrimas de tristezas que se asomaron y me recorrieron lentamente el rostro lo que tendría que hacer, olvidar que te conocí, sin siquiera pronunciar tu nombre cuando mas deseara en soledad pintar tu anhelada imagen en mi mente, borrando cada detalle divino vivido de tu cuerpo sobre mi cuerpo desnudos en mi memoria y sobre todo el origen por aquella noche inolvidable que por tu voz atrajo mi atención y por ese suave pañuelo de seda blanco bordado con tus iníciales en letras de oro del cual Dios había unido nuestras vidas en un mismo destino, por lo que vendría tras el silencio que luego reinó en nuestro cuarto cuando tu añorada mirada nunca más quiso coincidir con la mía notando mi querida presencia habida en tus deseados brazos de ayer.
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Sergio Yglesias García
Caracas, 02072012 10:10 PM.