Una frase subyugante
de placer e ironía;
fué decirme que me amabas...
sin saber, que lo sentías.
Un motivo de arrebato
más que de propia razón;
propició que un crucigrama...
fuera tú senda de amor.
Le mentiste a mis principios,
a mi alma y corazón;
y ahora sufres los desdénes...
que ha forjado tu rencor.
No fué simple, no lo niegues,
fuíste falsa y lo sabías;
y esperaste tú que el tiempo...
algún día, me lo diría.
Desperdicio de mi vida
y de la tuya, por supuesto;
nunca fué de afinidades...
por tu falso amor inmerso.
Todo tiene su medida,
y el amor no es la excepción;
éste se gradúa en detalles...
que tu vida, ya perdió.
El echar en saco roto
mil recuerdos al olvido;
éso fué satisfacer...
vidas truncas, sin alivio.
Si pertrecho fué un recuerdo,
que el olvido ya opacó;
¿qué motivos más valdrían,
para encumbrarlo hoy?.
Un recuerdo que lastima
y que atañe al corazón;
¿es acaso digno y puro,
de guardarle compasión?.
Si se olvidan llanamente,
relaciones con hastío;
¿qué se puede ya esperar,
de un amor que fué vacío?.
Recordar es cosa grata,
cuando emanan sentimientos;
pero si éstos, ya no existen...
el olvido llega cierto.
Lástima es lo que yo siento,
y te brindo compasión;
pues de un corazón de acero...
nunca nace un gran amor.
Se apaciguan ya las aguas,
de ése río tan turbulento;
el olvido es el remanso...
y el placer, que ahora siento.
El volverme a enamorar,
sería cosa de locura;
pero qué puedo perder...
¡sólo un poco de cordura!.
RCB.