¿No están hechos tu cuerpo y el mío
para ser el mismo cuerpo?
Lo pregunto y el viento castiga mis dedos
por no dar respuestas a mis desatinos.
En mis manos tus pies y en mi boca
tu nombre. Todo encaja como un puzzle
perfecto que hace del mismo lunes
anticipo del domingo y tu cama mi roca.
Tus ojos reflejan mi torpe estado,
en ellos descubro paisajes comunes
en donde tú y yo somos inmunes
a la muerte, al fruto caído y derrotado.
Y yo por unos instantes descubro
lo mal amante que soy, que mis delirios,
pacientes delirios, son testigos mudos
como la gota de rocío en un lirio.
Y después sin esperar al tercer día
vuelta a empezar. Muerte y resurrección,
ciclos infinitos con la humana resurrección,
la más humana resurrección, amiga.