Qué es el tiempo en la existencia
de las almas sino un fútil
paradigma que febril
intercepta vida y ciencia.
Una simple referencia
al vivir acongojado,
por fracciones separado
corriendo tras vaga meta.
Meta que nunca concreta
con proceder alocado.
Vive el hombre sofocado
buscando forjar herencia
en absurda competencia
su existir ha transformado.
Pasa dejando de lado
su razón fundamental,
siendo ser espiritual
entenderlo no consigue.
Y en su camino persigue
sólo el logro material.
Y no es que esté eso tan mal
o sea poco conveniente
lo malo es que su presente
circunscribe a lo banal.
De su apego a lo carnal
es tal su predilección,
que en salvaje selección
manda a callar su conciencia.
Y en total indiferencia
al placer presta atención.
En su errada concepción
condiciona su linaje
holgado le queda el traje
sin ninguna distinción.
Si en su mortal condición
el cuerpo nada trasciende,
la misma cuesta desciende
rico o pobre igual camino.
Las verdades del destino
hasta al final las entiende.
Ya muy tarde lo comprende
entrado en su declinar
mucho debió caminar
para llegar hasta allende…
A destiempo se sorprende
pesaroso y afligido,
terminando el recorrido
claridad llega a su mente.
Por mucho que se lamente
no borrará lo vivido…