Tu diciendo mí nombre
saboreando mí nombre en tus labios,
yo, tocando tu piel húmeda
tus manos, acariciando
la cima de mis montañas,
montañas verdes floreciendo
detrás de tu mirada,
mi cuerpo llameando gimiendo,
tú vertical sobre la cama
llamando esperando,
diciendo mi nombre,
yo sucumbiendo ante tus deseos,
pidiendo, aclamando,
mis manos en tus valles,
tu boca en mis montañas,
me tomas y te siento cálido
ante nuestra desnudez
y yo, mi poeta digo tu nombre
y tu nombre suena como cascabeles
voraces que trae el viento
en un éxtasis entre la realidad y el deseo
entre el calor y la humedad
suena tu nombre y mi nombre…
Con una sonrisa llamando los cuerpos,
tu nombre y el mío suenan
y otra vez caemos ante el deseo
ante tu cuerpo cáliz de fuego
que hace palpitar mi cuerpo,
mi poeta que no es mío,
mi poeta que es un sueño.
martina