[en la Universidad Libre de Pereira]
De eslabones cenicientos dispuestos a cofradía
languidece la espesura de los versos que otro día
con retorcida malicia aflorara en la conciencia
para atar los sentimientos como un gran pasatiempo.
Los eslabones cedían la pureza sin puntada
de alguna canción que había en la mitad de la nada
sangrante de pasión en redención de venganza
sin encontrar acechanza que los llevara a ultranza.
Los diamantes mantenían alevosías cantadas
por verter las agonías que rompían corazones
las flores permanecían carentes de melancolía,
sin maldecir en el día la naturaleza en membrecía
que sepulcros carcomía sin esperar el mañana
entre vándalos azahares sin pegamento sabana.
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