Es una de las noches más frías del año, todo es inspiradamente gélido.
Veo el cielo busco la luna, la trato de observar, ahora de auscultar. ¿Dime por qué? ¿Qué sucedió? Pues estoy muy desinformado, pensastes mucho mi situación para destruirla? ¿Acaso no me entendiste, siquiera un poco, ni en el más remoto de los casos? ¿Ríes o lloras por mí? Me apoyas y consuelas, o me inflinguen más dolores no sabiéndolo...
Dime Luna si estás pues no he salido a verte, dime si prosigues allí y eres mi confidente, dime si estás conmigo en contra mía. ¿Dime que te hice? ¿Dime cual fue mi error? No destruyas el subliminal querer que ha nacido, pues ya no soy más prolijo en rimas asonantes y menos consecuentes.
Y la primera vez te vi con curiosidad y impotencia de no poder alcanzarte, de alcanzar tu diáfana piel, tu imponente simpatía, y la felicidad falaz que me mostrabas en mi triste noche, FUISTE IDILIO DE MI VIDA, MI TIERNA Y AMOROSA ALEGRÍA. Pero hoy. Y solamente en este paralelo mundo, te necesito alumbrando en mi cegante noche, mi idilio, mi vida...