Más allá de los lamentos
yace inmersa en sufrimiento
ya mi estoica soledad;
que apostada en conjeturas
confirmadas de amargura,
buscó en vano imputaciones
de un amor y de amistad.
Lucha vasta y no febril
que acomete con empeño
una paz fútil perdida;
que al conjuro del martirio
del silencio y del olvido,
ya mi soledad se apresta
ir en pos de lo prohibido.
Contubernio manifiesto,
de rechazo a sociedades
te impostaste soledad;
y hoy te yergues con soltura,
prodigando voces puras
de increpancia, de locura...
que en mi ser, se han de inmolar.
Rosa púrpura encendida,
solitaria palideces
con tus armas puntiagudas;
soledad que te abandonas
como naútica y del viento,
a un camino tan errado...
cual mi triste pensamiento.
Solitaria vida inane,
consumida por recuerdos
que no puedo ya borrar;
soledad, gózate plena...
sin prejuicios, ni cadenas,
sigue siendo inseparable
¡compañera...de mis penas!.
RCB.