Armando Jorge Armas Armas

SUPLICANDO A UNA GITANA

¡Gitana!,

no busques en mis manos aquellas profecías

tan  inverosímiles como  el nirvana,

inquiere en mi alma la razón de mi suplicio.

 

¡Gitana!,

cotilleando mi pretérito, ofuscación hallaras

escrutando en mi alma  la verdad revelaras,

avecinando  a mis anhelos .

 

¡Gitana!,

pon tu mano en mi vehemente corazón

tu mirada en lo mas recóndito de mis pupilas,

¡ dadme el remedio para mi tribulación!

 

¡Gitana!,

con tu voz aterciopelada

decidme que tienes el conjuro,

para poder olvidar aquellos labios rojos

que mi adolescencia apasionadamente  besó.

 

¡Gitana!,

con tu voz aterciopelada

decidme que tienes el conjuro,

para olvidar el calor de sus brazos

que cobijó a mi amor por ella.


¡Gitana!,

con tu voz aterciopelada

decidme que tienes el conjuro,

para rasgar de mi mente el recuerdo

de sus gestos y su tierna sonrisa

que un tiempo corto disfruté.

 

¡Gitana!,

con tu voz aterciopelada

decidme que tienes el conjuro,

para arrancar de mi alma

el dolor por no poder olvidarle

el dolor por amarla hasta la totalidad.