Negruzcos bosquejos desmayan
su cuerpo vago y preciso
en la trasnochada voz
que ha de escucharse
en los silencios infinitos
que convidan las sierpes
genuinas de la oscura tinta.
Ha sido vida, sangre, llanto,
aire, canto; muerte ha sido
de aquellos en que los versos
presiden antes que ellos mismos.