Las palabras quedan simétricamente
adosadas al carrusel de mi memoria
se repiten y dan brincos
en el escaparate de mis intenciones.
Recorren escondrijos donde lo viscoso
se transforma en alegría.
Las letras se suceden en una danza de cuello roto
el ser es más importante que el deber ser
el entrecejo sube al infinito
las manos acarician las teclas
el pie titila al compas de las letras.
El paraíso está más cerca de lo que uno cree
la biblioteca es más importante que las botas
Borges me susurra en las siestas.
La fascinación y la imaginación se funden en las hojas
lo arabesco y el lunfardo van de la mano.
Donde las tardes no terminan
la noche no aparece
las dudas se disipan
los soles son mil soles
y la ignorancia se desdeña.
Autor: Segovia Monti