N o te niegues a aceptar los años que te lleguen
cuando ya la primavera ha quedado atrás,
deja de temer a cada año en su llegada
porque tienes que entender,
que toda flor, se ha de marchitar.
Es que el lapso, entre primavera y otoño
no hay manera de poderlo uno evitar
porque el arado del tiempo ,va dejando surcos,
que es imposible, tratarlos de ocultar.
Nunca debes temerle a la llegada de los años
ni sentir temor, por lo que ellos puedan delatar
porque dichosos somos, los que hemos vivido
¡Y desafortunados! los que no pudieron,
esta etapa de la vida poderla alcanzar.
¡Brindemos, con la copa inexorable que es el tiempo!
porque cada año que nos traiga, pletóricos estén
de salud, alegría, de amor y de esperanza
y para que la metarfosis en cada etapa,
podamos aprender a recibirla y aceptar,
todos los años que la vida, nos quiera
regalar, porque si la juventud es placentera,
y con alegría la podemos disfrutar,
asi también los años que nos lleguen,
con entereza, los debemos de aceptar.