Cuando el corazón habla
callan las palabras,
ya no interesan comentarios
ni críticas, ni sátiras.
Los mundos se cierran
tras los sentimientos lanzados.
Se van perdiendo en el cosmos
los sabores amargos de la existencia.
Cuando el corazón se expresa
la pobreza de espíritu se llena de luz,
de indomable frenesí por la eterna ilusión.
Nada acalla al que expresa su interior,
siquiera la indiferencia
o la estúpida arrogancia,
la desidia, la ignorancia,
la perfidia, ni la falacia
Todo un esplendor se enciende
cuando se abre el corazón
y esa luz que encandila
ilumina otros senderos
carentes de claridad,
se sumergen las tinieblas
en la nada más absoluta
y abruptamente comienza
a vislumbrarse
la verdad de la vida
la autenticidad del ser.
CARLOS A. BADARACCO
7/7/12
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