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Mi amor es como un manantial,
donde corre agua fresca,
porque de mi corazón
emana tanta pureza,
que busca conquistar
tu belleza.
Una belleza que nace
de tu interior,
una pureza que debe
residir en mi corazón
y no quedarse abandonado
en cualquier rincón.
Todos debemos desear
un corazón puro,
como fuente de agua cristalina,
y amar de la manera más sincera,
como nos enseña nuestro Padre Creador.
El amor,
parece simple,
como los versos
de un poeta enamorado.
Amar es confuso,
hay que combatir
como un soldado
y nunca sentirse acabado.
Luchar por aquella
persona deseada,
trae más consuelo,
que lamentarse por un amor perdido,
como un eterno duelo.
La vida es tan preciosa,
que Dios nos ofrece el amor,
un sentimiento tan puro,
que no se compara
con un mero placer oscuro.
Amar es nuestro deber,
respetar es nuestra obligación,
es un derecho
cuidar el corazón.
Nacimos en esta tierra
para amar,
querer es nuestra misión,
una vocación directa
desde el corazón.
Amor no es simplemente
cuatro letras,
es un regalo de Dios,
de corazón que nos permite
darnos y entregarnos en una relación.