En mis ojos la lluvia de tu olvido,
en mi boca el silencio de tus labios;
ya viajé por el mar de lo vivido
sin la brújula blanca de los sabios.
Con las hebras del viento pasajero
me cosiste el adiós de tu sonrisa;
mas dejaste en el alma tu agujero,
se descose mi ensueño muy deprisa.
Varios parches taparon tu abandono,
mas ninguno cubrió mi enorme pena;
resignado entregué mi inútil trono
al recuerdo con tela de sirena.
Te marchaste en el viento, de repente;
te quedaste por siempre en mi presente.
Copyright © 2011 José Luis Calderón.
Del libro Raíces de la Marea.