JUSTO ALDÚ

COMO UN ALIENTO DE SELVA

Como  un aliento de selva

se sintieron los tiempos difíciles

desgarbados y rudos.

Despedían ese olor a dificultad.

Encarcelado en ésta celda

me propuse escapar,

pero no supe dónde.

La llave de mi prisión

era mi propio cuerpo.

Me fui haciendo

palabras,

sueños…

y  me llené de molinos de viento.

El quijote repite la historia

 Aullidos de perros…

El fin se acerca.

La brisa húmeda del norte

me baña a ratos.

Se escucha el grito de la tierra

cuando recorre mi interior

y  me estalla

como una ola de soles.

 

Yo sé que no tengo la última palabra,

pero he de supeditar la maledicencia

a  mis leves hidalguías.

Y como reconocimiento a ustedes

solo me resta brindarles lo mejor:

Mi voz,

mi nostalgia,

mis defectos

 

Ya lo entenderán

como un hecho lamentablemente célebre

y  pasaré a la historia.

Será cosa de olvidar

sin confusas explicaciones,

sin manchas de sangre

y  sin muertes increíbles.

Se me ocurre pensar mi vida

como  un aliento de selva.

decidida, franca, insobornable…

y  muchísimo menos odiada

Es una forma de morir despacio,

sin ninguna prisa.

Uno se va por el corredor

en los mismos autobuses

con el mismo olor,

las mismas complicaciones…

los mismos letreros…

y  luego regresa para volverse a ir.