Un violín para mi alma
que ha quedado a la intemperie
muriéndose de frío
en medio de la nieve.
Un violín para este amor,
amor de niños, amor de locos,
que resiste entre mis brazos
y se escapa de tus ojos.
Un violín, a ver, Javier!
soltame una melodía!
que cruja y parta la noche
en cristales de melancolía.
Un violín de llanto suave
desgarrándome las heridas,
la luna mira con pena
a este corazón sin salida.
Pero no queda ya corazón,
y de su amor, ninguna pista,
me siento temblando en la nieve,
si se ha ido hasta el violinista...