Para que recurrir en un esperar
sin dueño,
sin un algo de soledad,
siempre existe mucha conciencia.
Si despierto pensando en ella,
sólo en ella.
Si me acuesto también a veces…
pocas veces con ella.
Compañera en quietudes,
En mañanas quimeras,
En tardes húmedas,
Y, en ésta noche lluviosa.
Mentes borrosas,
cariños sin brazos,
murallas sin muros,
invisible a los ojos de mi interior
dormido y quieto.
Esperando un poco más,
de lo mucho… mucho,
que exiges.
Y de lo poco…
Muy poco que das.
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