Pequeños terruños que se alzan
y desmoronan con los caprichos del río.
La crecida se viste de agua inundando tus sentidos
Los animales silvestres buscan otros caminos
Los espineles cruzan tus venas
Los sabaleros y sus redes cubren tus brazos.
Cientos de pequeños botes de madera y cielo
te recorren
testigos vanos de noches oscuras y sin luna
Los sonidos enmarcan tu intemperie
La bruma te envuelve
Los fantasmas rondan tu lujuria.
El río cambia sus colores
Los remolinos y correntadas denotan tu presencia.
Los primeros rayos de oro y plata
iluminan tu superficie de tierra y vanidades
Canales y fango
Tus pies barrosos y pajonales alertan mis pasiones.
Admiro tu desparpajo, tu inocencia
con la que irrumpes sobresaltando las miradas.
Y somos solo piel y soledades
en un mar de dudas y atardeceres.
Autor: Segovia Monti.