chrix

El eco del silencio

Guitarra danzante, de enmarañada respiración
Pertinaces partituras desheredadas de su voz,
Me falla el gañir de la sangre, latidos sin corazón;
Vestigios de cuerdas, en el discurrir de la pasión,

El Voraz manto de silencio, mulló la vieja madera,
Triste lecho usurpado de somnolientas quimeras,
Que sagaces abanican los acertijos sin respuestas,
Descansando en llanto la pesadez de mi tristeza.

El ancla, perspicaz rasgó el acromático témpano,
Testigo premonitorio aferró mis raíces a la vigilia,
Marejadas afásicas en mis azogados tímpanos,
rugiendo inertes de palabras llenas de desidia.

El grito, se hizo cueva de paredes sin pulmones,
Clavó la punta, habló en el idioma de las piedras,
Las uñas quedaron girando las ruedas de cañones,
Explotando mis venas que treparon como hiedras,

Me saqué la hoja del pecho para que se haga fuego
Se enmudecieron mis letras y la piel se volvió madera,
No pude decir que te quiero, y ahogando el sosiego,
Me hice parte del suplicio, crudo desavío en la espera…


Callamos, solo se oyeron los huesos que enmudecieron
Espere por ti tras los ecos de silencios, lejos de las cáscaras,
De las amarras sin nudos que por atarnos nos perdieron,
Te esperé…con los ojos cerrados, sin habla, sin máscaras…

Pero otra vez no volviste cuando los horizontes cedieron…