Se cayó el reloj de la pared.
No indicará que tiempo es,
no sabrás cuando medio día es.
Tampoco si tienes sed,
porque el reloj interno cae también.
Volverás a ser nómada
o a sentarte en la sala
a hacer nada
o poco.
El reloj está roto.
Viendo la caída de la noche
o viajando sin sentido en el coche
haciéndote mil y un reproches.
¿Qué?, ¿por qué?,
¿cuándo?, ¿cómo?
Y la respuesta no encontrarás,
porque tarde advertirás
sobre el mal
que tu consciencia guardaba.
Gastarás, gastarás y gastarás.
De la vida el gas,
y de la lluvia sus gotas.
Acabarás con el mundo,
y muy tarde lo sabrás.
A un lugar íngrimo
irán tus hechos
convertidos en deshecho.
Seremos huérfanos en la oscuridad.
Víctimas de nuestra fatalidad.
Y si tu religión se marchita.
¿Quién escuchará tu plegaria?