El olvidado camino,
el muro del mismo olvido,
la cama vacía… y fría,
el extraño que se extraña,
el temor a amar,
el amor con temor a ser amada,
el respirar agitado y lento de mi alma.
Fuiste tú
El marcador de distancias, aun recordadas,
el reloj sin manecillas,
el hacedor de mis pupilas desvanecidas,
el pasaje sin retorno,
el anden vacío y roto,
un callejón triste y loco.
Fuiste tú
el amanecer y el otoño,
el día y sus reproches,
el suspiro de media noche,
la calma en madrugadas,
el alma en quietud y calma.
Ese siempre… siempre fuiste tú,
La antítesis de mi eterna poesía.
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