Una mirada de niño acosada por el tiempo,
indiferente al destino, ojos de seda, azules de cielo.
Entre maduro y alocado, sin luz de esperanza,
sin tiempos, sin distancias, sin caminos ni sinos;
duelen los años, hieren los amores;
perduran sonrisas y llueven emociones...
“Llénenme de vida, de luces y espacios;
sonrisa sin destinos, sin ilusiones, sin certezas.
Amar y no amar, pronunciar palabras,
esperar emociones, aniquilar injusticias.
Cantarle a la vida, llorarle a la muerte”.
CARLOS A. BADARACCO
10/7/12
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