En ti nace, y renace;
ese contoneo en tu perfil de isla.
Al son de la espuma danzas en caricias.
Caricias divididas en el aire
destinadas a sedientos girasoles entre musgos,
sintiendo como la misma que eres.
Eres la errante luz trenzada con el mambo.
Preguntas sin esperar respuestas,
como una entregada flor que ríe para no perderse.
Perdida en balanceos de terciopelo
que descansan en tus caderas de azúcar
cuando tus pies agiles dibujan litorales.
Litorales que en ti nacen y renacen,
porque nunca dejaras de cesar
al menearte con ese dolor misterioso
que late dentro del corazón :
el amor.
¡Vive mujer, dichosa ¡
Naces y renaces.
Antonia Ceada Acevedo