han-jael

Iv (V)

 

Te has llevado tú mis ganas

el día que te dispusiste marchar.

Yo pido para ti, del Dios, mil bendiciones,

no te tengo porque odiar,

contigo tuve placer y felicidad

y aunque pregunto por ti cada día,

en donde estarás

o si acaso en mi has de pensar,

mi último pensamiento del día será

que habrá en mi vida

besos muy sabrosos,

pero los mas deliciosos

son los tuyos,

que nunca volveré a probar