Te has llevado tú mis ganas
el día que te dispusiste marchar.
Yo pido para ti, del Dios, mil bendiciones,
no te tengo porque odiar,
contigo tuve placer y felicidad
y aunque pregunto por ti cada día,
en donde estarás
o si acaso en mi has de pensar,
mi último pensamiento del día será
que habrá en mi vida
besos muy sabrosos,
pero los mas deliciosos
son los tuyos,
que nunca volveré a probar