Un alma soñolienta
diáfana se unge
en el seno del aire
como oscilando
entre vagos recuerdos.
Nace del llanto dicho
en mil silencios;
silencios pronunciados
en tantos soliloquios
cual las copiosas
platas del firmamento.
Es el suspiro
marchito de la sombra
entre sombras infausta.
Es el último aliento
del desasosegado
corazón mío.