Erika Mendoza

Noche fria

 El paisaje era frio e imponente,

Tu me hablabas y yo apenada te escuchaba,

me sentía triste pero a la vez, era feliz,

al fin pude sentir la maravilla de quererte.

tu estabas ahí presente!

 

Me mire en tus pequeños ojos transparentes,

era yo el motivo que te afligía.

Al momento una cosa adivine… pero una lagrima de tus ojos

broto tiernamente, haciéndome sentir un no sé que…

no llores alma mía! Quise decirte tantas cosas,

pero a ninguna atine, una vez más mi llanto sofoque.

 

Inesperado vino a mi mente el momento de mi partida,

qué he hecho?, pensé intranquila,

quizá mañana ya no tendría la alegría vehemente de estar cerca de ti

y mientras mi corazón se partía en pedazos, sentí el impulso de abrazarte,

besar tu frente y llorar contigo, mas, ya la noche nos apresuraba la despedida

y sin despedirme, camine de frente al viento de plano compungida,

mis ojos, mirando al cielo lloraban por ti, alma mía.

 

Elevando una oración en el silencio de la noche,

pude descansar tranquila,

sabiendo que mañana nuevamente te vería y que

juntas, tu alma y la mía,

tratarían siempre de vivir en fraternidad y armonía.

 

E. Mendoza