Tengo una tristeza chiquita
que me abarca el corazón,
y que corre por mis venas
como un sordo dolor.
Es chiquita, muy pequeña
pero tan mortífera y atroz,
que no hay instante que no dude
que moriré por amor.
Es una tristeza infinita
que anida en mi corazón,
un sentimiento tan hondo
que controla mi razón.
Y la causa por desgracia
ni remediar puede Dios,
pues es por un amor traicionero
que al marcharse me dejó
Un vacío tan profundo,
y tan muerto el corazón,
que esta tristeza chiquita
de él se apoderó.
Para mantenerlo con vida
como la pila al reloj,
sin mitigar mi agonía
sin reivindicar al amor.
Arely