Regreso de un emigrante
En sus manos las maletas
como único equipaje,
sin dinero para el viaje
y por calzado chancletas,
va llamando la atención
por donde quiera que pasa,
derrotado vuelve a casa,
será su última estación.
Muchos años trabajados
en países muy lejanos,
vuelve junto a sus paisanos,
con sus sueños olvidados
con la salud resentida,
sin dinero en la cartilla
( hoy comerá una rosquilla
que ha encontrado caída).
Le pide tiempo a la vida
por una vez de él se apiade,
si unos meses más le añade,
los dará la bienvenida.
Abrazarse con los suyos,
al cabo de tantos años,
sentir que no son extraños,
dejando atrás los orgullos
confesarlos su fracaso
¡cuánto los echó de menos!
Y pasar ratos amenos,
antes que llegue el ocaso
Pues el final se avecina,
siente sus huesos cansados
pronto serán enterrados
en una fosa anodina.
© Eduardo González Cuartango
13/07/2012