Caen palomas, sujetas del aire entre sus alas;
caen amordazando la hiedra de entre sus costillas
encerrando el vacío de ecos; la soledad del mañana,
ahogando sonidos del vuelo; encerrados en un sonido muerto.
Caen ecos de un ayer, el sonido estático de un futuro,
la dinámica de la caída en el presente, dos ojos silentes
y un mar ácido de lágrimas, la migraña de un corazón
torcido; buscando pulso donde ha existido la nada…