La estupidez recae en una palabra, en dos palabras
en tres o cuatro
o recae en el diccionario
de la lengua de una boca mundana
sin conocimiento de saber; lamerse, y saberse
objetivamente consciente de cada palabra
escrita; soslayada y comunicada;
¡y recae! Y recae a la misma ignorancia
de emplear el lenguaje
mal acoplado en el lego
de una palabra a la otra,
para deja escrito
un verso, y por consiguiente
la inspiración en un sonido armonioso
que termina ruidoso.
¡Y se necesitan bozales!
en la lengua y en los dedos,
más se necesitan palabras
digeridas de ojos
para entender la lengua
y la ley de cada palabra.
(Pero más bien en el presente
las reglas siempre caen en quebrantarse
aunque quien las rompa
ya ha sabido desde antes seguir
el ejemplo de tener una buena habla)