El plumavit encierra el oxigeno
-Aquí no existe el frío-
habiendo tanto líquido
que pueda extinguirse
de tu boca a tus manos.
Y existe el fuego; -claro-
existe encerrado
en bolsas de plástico,
quemándose la piel
el aire entre tus cabellos
el sudor de mis manos
a la boca de tu vientre,
el líquido extinguiéndose
desde el oxígeno a tu laringe.
Existe Dios en un final,
la fuerza de un orgasmo,
el sonido cauteloso
bajando del universo-
estrellas tatuando
las caricias tácitas
de un suelo virgen
de pies buscando sus zapatos.
Existe la sonrisa que siempre dibujas en el aire,
¡Existe! Siendo una existencia alargada
en
la
recuperación
de mí aliento
al esperarte;
al encontrarte;
y al encerrarte en un pensamiento;
en un dibujo, un retrato y un poema.
Existes, (Aunque te llames Ausencia)
existes en la complejidad de esta hoja blanca;
existen tus sonidos, tu cabellera
tus ojos blancos como el tapiz
de la mente que hoy te está pensando.
Serás olvido mañana. Serás un papel en blanco, y en futuro arrugado. Mañana en calles vacías, desnutrida en el mar,
y re-inventada en la sal de tus labios.