Hermosa tarde de verano,
fresca brisa de gotas nostálgicas del cielo,
caen suavemente en mi rostro,
tocando mi piel, cual leve caricia de amor.
Cierro mis ojos y el pensamiento te trae hacia mi,
observo tus ojos, admiro tu belleza...
Ingenua mirada, refleja la exquisita dulzura de tu alma,
embelleciendo la calidad de tu ser.
Tus palabras han dado aliento a mi vida,
y mi ser, en poco tiempo por ti recobro la calma...
Te encuentro ante mi, sonriente,
radiando la magia inexplicable de tu Ser...
Hermosa mujer, divinidad perfecta encontrada en mi mal,
vuelas al viento libre, buscando camino para andar,
seduces la vida, tomándola en tus manos,
y gozas al contar al cielo maravillosas alegrías...
Me enamore de ti, de forma instantánea,
o tal vez me confundí...¡Situaciones del alma!...
Eres hermosa doncella, dulce y soñadora,
poseedora de virtudes seductoras al deseo del amor,
y no a ese amor vacío, frío y carnal,
limitado a la conciencia indigna del hombre...
Pero eres libre, y al vuelo bajo tus alas,
su mejor refugio, llevándote a los sueños,
que te acercarán a las glorias virtuosas de la vida...
Y la garra incesante, pasión enloquecida de mi amor,
nunca podrá atrapar a ese hermoso y ...
¡Aventurero corazón!...
Carlos R. Barrera