Te he escrito varios poemas, y a tus ojos
quizás, pero este nuevo sólo abraza
un instante de luz en sus sonrojos
y por ello su esplendor me abrasa.
He escrito otros tantos a tu boca
donde quedan mis labios sorprendidos
pues tu beso caliente me provoca
el perder la cordura y los sentidos.
Eres ya inspiración en mi camino
no puedo dejar de explayar éste: ¡Te amo!
Yo no creo ni he creído en el destino
pero el mío eres Tú y en él me inflamo.
Ya voy a cumplir cincuenta y tres años
y a morirme no temo pues contigo
he de subir la cuesta (y sus peldaños)
porque a tu lado el amor ya no persigo.
¿Dónde estuviste, que hasta hoy te encuentro?
¿por qué dios me dejó sufrir ya tanto?
…porque no hay daga que se pudra dentro
ni dolor que se anegue siempre en llanto.
“Después de la tempestad viene la calma”
Y tú, eres el bálsamo que subsanó mi herida,
que le dió paz e inspiración a mi alma,
y que cambió por completo así mi vida.
¡El infierno lo viví y fue un pasado
que dejó cicatrices bien tatuadas…!
Pero tú con tu amor has compensado
-y de aquellas cicatrices queda nada-
Yo no sé si la "Gloria" existe, ese paraíso anticipado.
Pero contigo la encontré…Y son ya lazos
pues me siento acogido y bien amado
porque la Gloria está aquí: Entre tus brazos.
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Sergio Jacobo "El Poeta irreverente"