Madrugada de invierno en aquel pequeño pueblo
mis manos en los bolsillos por el frio he de guardar,
esperando con ansias el coche que me lleve de nuevo a casa,
en la vieja terminal mi cabeza recordaba
aquellos momentos en los que fui feliz.
Un viaje largo pueblo tras pueblo, recorriendo mi vida en mi mente
lo que me gustaría disculparme con todas esas personas a las que lastime
pero el final de la reflexión me muestra una cuota de resignación
hoy da igual, me vuelto una joven de buen corazón,
puedo afirmar que son muchas más las que tendrían que conmigo disculparse al día de hoy.
el invierno me permite escribir mi nombre como de pequeña en la ventanilla
el frio desaparece y entre tantos recuerdos logro soñar,
de repente una gota de agua logra abrir mis ojos
mi nombre ya no esta escrito,
la ciudad esta amaneciendo en el momento en q he de llegar.
Escucho a la voz de mi conciencia susurrar,
¡Despierta muchacha!, es hora de entender que estas sola ante la vida,
es hora de ser adulto, es hora de madurar.
Puedes ver el tiempo cronológico convertirse en lógico,
mágico y a la vez trágico instante
en el que la vida te enseña que no se puede regresar en el tiempo.