Veo el contorno del tamaño de tu ausencia,
la marca suave y amplia que dejaste en el fondo blanco de tu compañía
Sé que debe ser así y que no se puede llenar
que es un jeroglífico de otra historia, de otro tiempo
Ya tenías las alas amplias y fuerte el músculo para alzar el vuelo
y así fue
Todo queda como quedó exactamente hasta el último minuto
porque lo vivido no se puede tocar ni cambiar
Por eso veo el contorno del tamaño de tu ausencia
y me alegro pensando que ya no cabías en medio de estas paredes
y esta vida
que debías volar para alcanzar horizontes
Vuela, vuela
toca con la punta de un ala la sutil humedad del mar
y con la otra el brillo de las estrellas
Vuela siempre de día, y no le creas a la noche y menos a sus habitantes
Crece más hijo mio, llénese de multicolor el plumaje de tu arte,
que el pensamiento fluya y refluya en todas tus playas y acantilados,
y la sabiduría siga teniendo en ti esa incapacidad de ser muchas palabras,
porque se vuelve acción y resultado antes de redactarse.
No dependa tu esperanza de los otros,
ni tu optimismo de lo que digan los periódicos
porque ella se alimenta de la mirada puesta adelante
y los pasos que damos para llegar a lo soñado
Toma el mapa, traza la ruta y camina a los fines superiores
incluye a tus amigos en el viaje,
y que camine contigo, por supuesto, la amada
pero no ceses de avanzar aunque parezca que estés solo
Que se mida el logro de tus días con los pasos dados a ese punto
aunque los demás se equivoquen contándonos en su estadística.
Ten tu propio marco para el partido diario
consciente que el triunfo no es derrotar a otros
que triunfas por cada trecho que avanzas
haciendo de los planes realidades
construyendo “lo que se ve con lo que no se ve”.