Soñé recientemente con el futuro, soñé sonreír complementando otra sonrisa, soñé encarar las noches despidiendo el día con un te amo a los oídos, soñé enlistar mis caricias al recuento que haríamos en la cama. Soñé ayer que mi vida junto a ti tendría un mañana, pero el mismo se difuminó en el ocaso, cuando descubrió el alma que estaba viviendo una mentira. Intenté explicarte que te amé como se nace, casi agoté las manzanas de la canasta para enseñarte de mil maneras el sentimiento, sin embargo no bastó para ti el esfuerzo y por eso tus oídos pidieron zacearse de otra voz.
Me encuentro ahora ante la magnificencia de la nada navegando en el recuerdo de lo que ahora son mis penas, despidiéndome del ayer que tanta ilusión mostró a mis calmas y sofocando las lagrimas del alma. Por eso me despido alegando que disfruté benditamente cada beso que le diste a mi cara, cada ternura con la que me llevaste a la calma, de cada referencia que hagan las sabanas en las que pasamos noches doradas.
Hoy es un nuevo día, y después de ese ayer que tanto me dio alegría pasaré la página y escribiré una nueva línea, un nuevo capítulo más sorprendente y lleno de fantasía. DESPUÉS DE AYER, te recordaré… sin odio alguno, con amor infinito, hasta que interceda en mi destino un nuevo ángel que ilumine mi camino y me ayude a guardarte en algún lugar en mi mente, un lugar secreto, donde no pueda escucharte ni verte una vez más por las noches.