Encontré una niña de piel clara y macabra mirada recostada sobre mi cama, dijo que solo quería sentir de mi lo que es el arte de la fornicación para batir mi cuerpo y sentir placer con mi dolor. Yo respondí que los demonios suelen presentarse atractivos y anhelantes, mas al probar su cuerpo son tan repugnantes como el drenaje y las ratas que en él habitan.
Con ligereza Se acercó a mí en la oscuridad para dejar en claro lo que buscaba, cuando intento extraer de mí mi alma vital por medio de mi boca yo rehusé con brusquedad volteando mi rostro. Ella acaricio mi cuello, yo quite sus manos y brazos de mi torso y cara mientras resbalaban por mi expresión genética. Enfurecida se dejó ver tal como era y devoró mi cabeza entera y cuello también de un solo bocado. Entré a su interior sin tener que tocar su falsedad enmascarada de sensual figura; y dentro disfrute de su amargura como ninguna otra criatura ha disfrutado. Su sabor tan dulce, provocador del regocijo y vigoroso, causo gusto y placer a las papilas gustativas que en mi olfato, gusto y globos oculares hay.
Desde dentro y por su ombligo entre tejidos, fluidos y sesgadas venas, pude ver como tragaba mis hombros y tobillos, mis talones y mis plantas. Comprendí y aprecié su frustración mientras que acogida por las yemas y antebrazos de su pareja romántica, la que lleva en piel grisácea por escrito el nombre "Fracaso" continuó hasta acabarme y no dejar ni un hueso mio.
Yo enternecido veo su pena conmovido y sonrío.