"El amor se nos perdió en la nada/ cuando no supimos ser sinceros,/ empezó como un cuento de hadas/ y terminó como uno de vaqueros".
Entró el amor un día a buscarnos,
a darle su matiz especial a nuestros destinos
y cuando creyó que pronto iba a encontrarnos
se encontró ante sí con varios caminos.
Emprendió su búsqueda por el lado derecho,
seguro de que sería el más corto recorrido,
pero al poco tiempo se arrepintió de haberlo hecho
por no habernos conseguido.
Inició de nuevo la búsqueda, pero por el lado izquierdo,
tal vez su sentido de orientación antes no funcionó...
encontró huellas mías, letras a tu recuerdo,
se topó con mis letras, pero ahí no estaba yo.
Y no estabas tú tampoco,
habían más caminos, muchas desviaciones,
se escuchaba la voz mía tarareando como loco
y tú gritando, dejando salir tus emociones.
Nos escuchaba el amor pero no aparecíamos
y la búsqueda empezaba a hacerse larga, interminable,
ni él nos veía ni nosotros lo veíamos
y sólo una ceguera extraña era la culpable.
Ciega tú, ciego yo, por no ver lo que era bien visible,
la necesidad simple de comprendernos, de amarnos,
por hacer de un sueño difícil, un sueño ya imposible
...y por nunca perdonarnos.
Ya se agotaban para el amor todas las vías
y ahora ni la derecha ni la izquierda, por el centro...
lo tuvimos afuera tantos días
y el quería estar en nuestras almas, estar adentro.
Nuevamente se perdió entre tantos desvíos,
cansado de escucharnos y no vernos...
encontrándose en los caminos con errores míos
y tuyos y cielos convertidos en infiernos.
Buscó con desesperación por mil senderos,
se metió por no sé cuántos callejones...
Sólo vio escombros de sentimientos no sinceros
y estrofas de ya olvidadas canciones.
Hasta que agotado salió de ese laberinto
y vio cómo entraban la incomprensión y el orgullo
y abandonó sus planes de ofrecernos algo distinto
y no entró nunca a mi corazón... ni al tuyo.