Dime el arco de tu ceja
el péndulo de tus párpados
el pozo de tus ojos
¡Los gatos de tu cabellera!
Bosquecito con margaritas
y mariquitas
en los pétalos de tu sien.
Luego llega esta –antidinámica-
piltrafa mística, ¡lo divino!
Los días fríos de tu cara pálida
y los niños
y sus caramelos
con envoltorios y suspiros
tísicos.
Vera, persuasiva hoja seca,
presa del viento
fetiche ocasional del nefelibata.
Pero de la misma tierra,
nos afirmamos con pudor,
no obstante contemplo tus fases
por cristales
y crisálida invertida
se morirán los días en lívida agonía
si no salimos y gritamos por las avenidas de la memoria.
Luego toca invitar a la jornada cefalálgica
para reinventar estas formas.
Carloenrique