La noche se diluye en tu vestido
Llenos de augurios los ojos pintan paisajes
Las manos son convexas en tus frutos de seda
Y levantan la cabeza los vellos que dormían
Nada ha anochecido aunque el sol se haya hundido
Se agitan las olas del mar en las sábanas tibias
Y las líneas paralelas se ondulan en el viento
Se envuelven, se ensortijan mientras los ojos hablan
Y la noche se hace un hueco entre la almohada y tu pelo.