Amelia Suârez Oquendo

HAMBRE DE TI

 

 

Me apetece
tu historia, de palabras guardadas
sin arrugas ni caras,
fantasiosa o real, que agita mi quietud
cuando llega la noche y las luces se duermen
para no oírte hablar.

 

Me apetece
la lluvia que te empapa de día,
porque al llegar la noche 
conmigo tú en el lecho,
para sacarte el frío dejado por el agua
de tan solo tocarte yo me mojo contigo.

 

Me apetece
la cama, que carga tu figura de fuste,
que protege la almohada
rellena con abrazos,
partículas de pólvora
del amor que nos damos, hasta que
nuestros cuerpos explotan sin disparos.

 

Me apetecen
tus manos, desnudas o enguantadas,
que acarician o arañan al ver venir el alba
cuando tu cuerpo tiembla
al servirme de sábana
y me pongo febril al ser por ti arropada.

 

Me apetece
la boca que encarcela tus besos
de azúcares calientes,
que atrapa mi boca alimonada,
cuando se asoma la mañana párvula,
que al mirarnos desnudos
 sonríe ruborizada.

 

Me apetece
tu olor, manantial de clavel,
que atraviesa mi piel como finas agujas
calentadas con fuego para matar los miedos
 y saciar mis deseos, ya sean nuevos o viejos.

 

Me apetecen
tus ojos, candiles almendrados,
dos centellas que rasgan y desnudan mi pecho
y me queman por dentro
y por fuera me queman
y aceleran mi pulso ante tantos deseos.

 

Me apetecen
tus ruegos cuando estás en mí dentro
y gimes suplicante, con quejidos
de aliento, que te apriete y te baile
con mi ritmo de viento.

 

Me apetece
tu cuerpo de ramajes de junco,
de ríos escondidos, de huracanes rebeldes,
cuando vistes de tigre de feroces rugidos
y me tomas de presa y haces amor conmigo.

 

 

Autora:

Amelia Suárez Oquendo

Amediana

 17 de julio de 2012